jueves, 25 de diciembre de 2008

UN NUEVO GYM


Todos los días le veía pasar por mi casa. Siempre salía temprano antes de las seis de la mañana. Su casa era contigua a la mía y desde el techo podía ver su habitación. Era un muchacho de porte militar. Sus anchos hombros y piernas fuertes denotaban mucho ejercicio. Todas las noches antes de acostarse iba a darse un baño luego de repetidos ejercicios.Yo quisiera tener su cuerpo, me decía, cuando veía a través de mi ventana, se jabonaba, lentamente, cada noche.Día a día le seguía sus pasos y estaba atento a cada movimiento suyo. En su casa, de pronto, vi que llegaban muchachos de diferentes edades.Había montado, con sus ahorros, un gimnasio en el último piso de su casa, que ahora, se había convertido en un gym. Dije, ésta es mi oportunidad, y llamé a su puerta en una noche de verano. Era domingo y nadie atendía. Sólo el y yo nos encontramos. Le dije: quiero hacer ejercicios en tu negocio y tener un cuerpo como el tuyo.Me preguntó, quien era yo, y noté, que no sabía que era su vecino. Me hizo pasar a ver las instalaciones. Estábamos solos. Me dijo, que si podía tomarme mis medidas. Le dije que cuánto costaba el curso. Tomándome de la mano, y a apretándola, me dijo: no te preocupes, sólo quítate la camisa, a lo cual accedí. Me tomó los hombros, midió mi cuerpo. Luego me dijo, quiero ver tus piernas. Y agarrándolas me dijo, tendré que trabajar mucho contigo, hay que empezar hoy mismo. Me hizo una rutina. Casi me mata. Cada ejercicio más fuerte que el otro. Era mi primer día de clases y el sudor caía a borbotones.Luego de casi dos horas, le dije me voy. Me cogió de los hombros y me dijo. No puedes irte mojado. Desvístete a tomar una ducha. Ahora estaba en el baño que antes, veía desde mi dormitorio. Entré sólo a la ducha y luego el entró desnudo. Y me dijo ¿tienes jabón?. Gracia le dije. Se metió dentro de la ducha, conmigo. Y vi su gran polla morena. Mis ojos azules, quedaron deslumbrados y, sin decir palabra, le toque la verga. ¿Te gusta? Si quieres puedes mamarla, me dijo.. Lo hice con frenesí y la introduje, completa, en mi boca.Mi fantasía se había cumplido, ahora lo tenía conmigo, y le dejé, haga conmigo lo que quiso. Me tomó y penetro y me invitó también a hacerlo. Y así, desfogué mi semen blanco en su culo moreno.Tendidos en la cama quedamos absortos y le dije que era feliz que ahora podría tener un cuerpo como el suyo.
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MI PRIMERA IMPRESION



Tenía entre 12 y 13 años y empezaba la curiosidad sexual a aparecer en mis fantasías. Sentir erecciones que luego llevaban al éxatasis parecía cosa de todas las noches.

Yo visitaba la casa de mi amigo, que parecía delicado, nunca se atrevía a jugar fútbol o deportes fuertes.

Todo hacía presagiar que el era un buen partido, pero más estaba preocupado en las mujeres que en un compañero que le admiraba.

Entraba a su casa y me paseaba por ella como si fuera la mía. Y no tenía temor en recorrer sus escaleras o cuartos para jugar o buscar algo.

Parecía mi vida sería siempre igual, pero Renato, el hermano de mi amigo,la haría cambiar. El era un hombre apuesto, bien formado y de unos 20 hermosos años. Le gustaba hacer ejercicio en su habitación,hasta sudar copiosamente.

De pronto, un día que me paseaba por su casa, causo mi primera imagen gay.

Todo desnudo se paseó ante mi mostrándome su erecto pene, invitándome a probar sus delicias íntimas.

Yo asustado, corrí a casa, la primera vez, y soñé toda esa noche con él.

Me dije, al dia siguiente, esto no puede ser, no puedo dejar pasar otra oportunidad, y volví, esa misma noche, a la hora que acostumbraba hacer sus ejercicios.

Le espere y miré desde la puerta, atisbando su sexualidad. Me mostro otra vez, su gran polla colorada. Era mi oportunidad y mi sueño.

Me acerqué y coji sus huevos, deliciosamente entre mis manos; senti su erecta piel, toda tersa y humeda. Entre mis manos tenía ahora el fruto del deseo. Ahora estaba seguro de lo que queria, y quise comerlo.

Todo dentro de mi boca, lo movio freneticamente. Con mi lengua le acaricie delicadamente su pollla y le bese cuidadosamente. Luego de un rato, nos besamos y tocamos con fruiccion. Era muy apuesto y esa fue la culminación de mi primera impresión.

Ahora sabía que era gay, que era lo que quería y todos los días le satisfice como quizo, me penetro mil veces y fui su puta arrecha. Le di de comer y le agrade, con una sensualidad rara, para un chico tan menor como yo, pero atisbaba en mi, el despertar de un apetito devorador.

Pasaron los años y se caso, pero cada vez que puede me busca porque sabe que tengo una boca golosa, capaz de meterme cualquier polla y hacerla erupcionar de tanto deseo.