domingo, 9 de marzo de 2008

EN LA TIENDA DE VIDEOS

Fui a buscar una película de sexo a una conocida tienda de videos de mi localidad. Con mis ojos libidinosos buscaba entre el estante de películas gay. Estaba fuertemente motivado y quería ver sexo para saciar mis ímpetus juveniles.

Me paseaba por los estantes para descubrir aquella película que encendiera mi pasión y me ayudara a desfogar mis deseos. Recorrí cada uno de los pasillos como si estuviera en un supermercado. De pronto cruce mi vista con un joven trigueño que pienso, buscaba algo similar.

Fui por otro lado y allí nos volvimos a encontrar. Parecía seguir mi mirada y buscar el contacto visual. Pensé que sólo era mi imaginación que originaba pensara que me seguía. No podía resistirme más a su esbelta figura y fina manera de vestir.

Pensé que si no le hablaba no le vería más. Saliendo ambos de la tienda se acercó a su automovil deportivo. Me miró una vez más y decidí preguntarle si había visto la película que tenía entre mis manos. “Priscilla the queen of the desert”, me dijo que sí, que era muy buena y que le gustaría volverla a ver. En ese momento, dije ésta es mi oportunidad, porque vi, que era de los míos. Esos ojos traviesos no me podían mentir y ahora comprendí que era de esas personas, que saben lo que quieren.

El teníia entre sus manos una película del bello actor porno americano Jeff Stricker. Me dijo que era su actor preferido, que le encanta y porque no nos reuníamos para ver ambas películas juntos. Le dije que sólo tenía una hora disponible, porque, debía volver a mi oficina. Me dijo, no importa, veremos sólo un avance, y me llevó en su carro velozmente a su departamento.

Pusimos el DVD y empezamos a ver su película y no pasaron diez minutos, que sin decirme nada, ya estaba encima mío. Que felicidad. Empezamos a hacer todo repitiendo algunas escenas de la película. Repetimos las escenas más fuertes, varias veces.

Pasó la hora, y no lo podía creer. La película que había ido a ver se había hecho realidad. Regrese a mi oficina, pero antes le dije, mañana vuelvo por otra pelicula… Sonrío y me dijo hecho.

enfalima@hotmail.com

sábado, 8 de marzo de 2008

De campamento

Salimos un grupo de amigos de campamento sin pensar que esa noche iniciaría mi vida gay. El día había sido difícil y estábamos extenuados de establecer el campamento. Hasta ése momento, todos nos creíamos heterosexuales, y estábamos con ánimos de juerga.Llegada la noche me acordé de la mirada que me dio uno de los compañeros a quien conocía por primera vez. Jorge era su nombre y era un rubio bien plantado. En conversaciones durante el día dejo entrever que era bueno para probar de todo y que era amplio de criterio.Así pude saber que sería presa fácil para satisfacer mis instintos que despertaron ante tanto cuerpo bello . En la noche empezamos a divertirnos en grupo y a tomar licor. Como pasaba el tiempo, cada uno se iba a dormir. Sin embargo, Jorge y yo quedamos solos; estábamos solos, sentados a la orilla del mar y conversando de temas, cada vez más calientes. Minuto a minuto, se hacía más excitante la conversación. Sólo nos cubría una ropa de baño, y se marcaban nuestros miembros viriles, que estaban ya, excitados al máximo. En una de esas, tomé la iiciativa, y le besé; él aceptó de muy buen humor. Seguimos así por varios minutos interminables. Nuestras manos empezaron a acariciar nuestros cuerpos, y sentí sus dedos dentro de mí. Yo hice lo mismo con él. Pasaron varias horas revolcándonos en la arena. Nunca pude saber si penetró mi cuerpo porque al día siguiente casi no recordé nada. Tan sólo amanecí en medio de un gran charco de semen. Nunca en la vida produje otra eyaculación igual. Hasta el punto que mojé todo, hasta fuera del sleeping bag que quedó marcado con tamaña huella de amor.Luego nunca supe de él. Quedé marcado con sus toques y me di cuenta que eso era lo mío. Pasó mucho tiempo y hoy vivo con mi pareja y sueño cada día con bañarlo con todo ese semen como aquella noche.